Entendemos por emprendimiento referido a personas mayores (Grey entrepreneurship/Older entrepreneurship) la iniciativa empresarial manifestada por algunos hombres y mujeres de 60 años o más, para poner en marcha su propio negocio, como una estrategia más para hacer frente a los retos propios de su proceso de envejecimiento.

Kuratko y Hodgetts (2004) definen el emprendimiento como un proceso de innovación que lleva a la creación de una nueva empresa a través de cuatro dimensiones: personal, organizativa, ambiental y el proceso de colaboración. Dahalan, Jaafar y Rosdi (2013) consideran que el emprendimiento implica que la persona o personas que participen en este proceso de creación de empresas deseen crear sus propias oportunidades mediante el empleo de procesos innovadores con recursos limitados.

El emprendimiento en las personas mayores puede considerarse un modelo de jubilación alternativo al centrado únicamente en el espacio doméstico y social. Algunas personas mayores de 60 años son capaces de desarrollar un negocio después de su jubilación para obtener un ingreso extra que les haga menos dependientes (Wainwright y Kibler, 2013).

Entre las variables relacionadas con el emprendimiento, el sexo, la edad, la educación y el estado civil son los principales determinantes para la inclinación hacia el emprendimiento y el autoempleo. De entre las personas mayores, los más propensos al autoempleo han resultado ser los hombres mayores de 50 años casados (Fairlie y Meyer, 1996; Blanchflower, 2000 y Lombard, 2001, citado por Zissimopoulos y Karoly, 2005). También es determinante el hecho de que estas personas tengan algún tipo de discapacidad, pues si es así, según Fairlie y Meyer (1996) tienen más probabilidades de generar autoempleo.

Small (2011) señala las siguientes como las principales motivaciones que tienen las personas mayores para emprender:

  • En primer lugar, disfrutar siendo emprendedor
  • Tener experiencia de haber sido emprendedor
  • Querer tener un autoempleo
  • Haber sido siempre emprendedor
  • Estar en desempleo
  • Otros

Otros autores (Singh y Denoble 2003), (Walker y Webster 2007) o (Kautonen, Tornikoski y Kibler 2009), creen que los deseos de emprendimiento de las personas mayores va a aumentar en el futuro como resultado de factores relacionados con la atracción que puede suponer esta actividad y correspoindiente empuje hacia su desempeño (pull and push).

Estos autores suponen que se puedan dar los procesos de atracción, ya que es previsible que haya en el futuro un mayor número de personas mayores de 60 años, con experiencia en diferentes sectores del mundo laboral, que deseen seguir laboralmente activas y que cuenten con los medios financieros necesarios para emprender como una alternativa para mantener o mejorar su estilo de vida y satisfacer sus necesidades.

El primero de los beneficios que reporta el emprendimiento a las personas mayores tiene que ver con el tan traído y llevado tema de las “pensiones”. Kibler, Wainwright, Kautonen y Blackburn (2015) afirman que el emprendimiento de personas mayores tiene grandes beneficios sociales ya que reduce los costes del sistema de pensiones, hace decrecer la tasa de desempleo entre las personas mayores y se aprovecha el capital humano de los trabajadores y trabajadoras de más edad.

Desde una perspectiva personal, con el emprendimiento, las personas mayores tienen la oportunidad de gestionar de un modo flexible el equilibrio entre el trabajo y la vida sociofamiliar, así como de reducir la discriminación por edad dentro de las organizaciones, donde son a menudo juzgados como menos capaces, además de gestionar cambios y aprender a utilizar las nuevas tecnologías junto con los trabajadores más jóvenes.

Como regla general, las personas mayores suelen contar con una mayor capacidad de acceso al mundo financiero en relación con los trabajadores más jóvenes (ahorro e historia personal). Así mismo es habitual que tengan bien desarrolladas sus habilidades comunicativas y, desde luego, redes sociales más amplias. Como señalan Maritz, Zolin, de Waal, Fisher, Perenyi y Eager en su estudio de 2015, las personas mayores parten de un mayor desarrollo humano, social y financiero que los más jóvenes, por lo que consideran que:

  • Hay ventajas a la hora de perseguir la puesta en marcha de proyectos emprendedores cuando eres mayor respecto a cuando eres joven.
  • Hay un acceso más fácil al capital financiero para la puesta en marcha de estos proyectos para las personas mayores.
  • Las personas mayores tienen redes más desarrolladas y unas mejores habilidades de comunicación que sus contrapartes más jóvenes.
  • Las personas mayores tienen mayores niveles de capital humano, social y financiero que las generaciones más jóvenes.
  • El capital humano y la experiencia adquirida durante años hace que la puesta en marcha de actividades emprendedoras sea más fácil y obtenga mejores resultados.
  • Las personas mayores son más capaces para poner en marcha nuevos negocios.

Siendo todo esto cierto, también es verdad que las personas mayores cuentan con una serie de “barreras” que es necesario conocer antes de emprender. Estas barreras, de acuerdo con Kibler et al. (2015), tienen que ver con:

  1. Conocimientos empresariales: Las personas mayores suelen emprender en empresas relacionadas con su anterior ocupación, por lo tienen un gran capital humano; sin embargo, pueden carecer de conocimientos empresariales necesarios y/o sus habilidades pueden estar obsoletas.
  2. Salud: Las barreras de salud físicas y cognitivas aumentan a medida que las personas envejecen, y consecuentemente disminuye su interés y capacidad de emprendimiento.
  3. Capital social: Para las personas emprendedoras ya jubiladas puede ser más difícil reconstruir las redes sociales que tuvieron durante su carrera, especialmente cuando trabajan desde casa.
  4. Desintevo financiero: Los ingresos de la jubilación pueden disuadir el espíritu empresarial de algunas personas mayores, debido al riesgo de que el autoempleo no ofrezca suficientes ingresos comparados con la jubilación.
  5. Acceso a la financiación: A pesar de que las personas de más edad normalmente tienen una posición financiera estable, esto puede suponer un desincentivo para la iniciativa empresarial, pues por otro lado, el acceso a la financiación es más restringido a personas mayores de 60 años.
  6. Discriminación por edad: La sociedad sigue teniendo una percepción negativa de las personas mayores, Se les considera menos flexibles, menos capaces de trabajar y de hacer frente a las nuevas tecnologías. Esto puede ser un gran obstáculo para la imagen y sostenibilidad de su empresa.
  7. Utilización del tiempo: Las personas mayores están a menudo menos dispuestas a dedicar tiempo a las actividades que generan riesgo como la creación de empresas frente a actividades de ocio o un trabajo asalariado.
  8. Falta de conciencia emprendedora: Muchas personas mayores se han pasado la vida trabajando en un empleo remunerado y no son conscientes de los beneficios del autoempleo ni han tenido acceso a una formación emprendedora

El emprendimiento de las personas mayores aporta tanto beneficios personales como sociales y económicos.

Partimos de la idea de que no todas las personas mayores quieren dejar de trabajar llegados a una edad aunque es cierto que muchas de ellas no desean depender de otra persona o mantener trabajos rígidos y rutinarios, sensación que se incrementa cuando tienen responsabilidades familiares que requieren independencia y flexibilidad, por lo que prefieren utilizar toda su experiencia personal y profesional en nuevos retos. es en estos casos en los que el emprendimiento cobra una gran importancia y se manifiesta como una opción viable para muchas personas mayores que quieren seguir trabajando después de su jubilación.

Una característica destacable del emprendimiento de personas mayores como un modelo de jubilación es su flexibilidad y cambio con el tiempo. Al emprender, las personas mayores pueden trabajar a tiempo parcial, pudiendo mezclar su retiro con el trabajo. Estas personas han desplazado el tiempo total de ocio por una ampliación de actividades basadas en su trabajo, satisfaciendo sus necesidades financieras y sociales

Este tipo de iniciativas empresariales, que ante todo crea nuevas oportunidades de empleo, permitirá en el futuro que se puedan reducir los gastos en pensiones de jubilación y seguridad social, pero sobre todo, incidirán en el bienestar subjetivo de las personas mayores que las acometen, potenciando de modo muy considerable el envejecimiento activo.

 

por Alejandro Samayoa| Octubre 31, 2022 

 

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