Descubre  cómo las organizaciones pueden prepararse para enfrentar los cambios socioeconómicos provocados por la pandemia de COVID-19 y que formarán parte de la nueva normalidad.

El COVID-19 nos tiene enfrentados a un reto de escala global. Ahora complicado con el surgimiento de nuevas variantes como la Omicron, que han vuelto a situarnos en un escenario de incertidumbres, que requerirán de mucha creatividad y de una rápida respuesta.

Esta pandemia nos ha situado frente a una crisis con una particularidad distintiva: se estima una caída del orden del 40-50% en el consumo de bienes no esenciales a nivel global. La pregunta es: ¿cómo será la nueva normalidad?. Es imposible predecirlo con exactitud. Sin embargo, ya vislumbramos algunos cambios que llegaron para quedarse, tanto en los hábitos de los consumidores como en las dinámicas de trabajo.

Los consumidores han experimentado una digitalización acelerada en todos los segmentos, el comercio electrónico representa el 10% del total, cifra que se estimaba para 2025 antes de la pandemia. La implementación del trabajo remoto y flexible, representa un nuevo paradigma laboral que trae consigo no solo cambios en el diseño de los hogares –ahora repensados para funcionar, además, como espacios de trabajo–, sino también con nuevas leyes laborales. Lógicamente, estos cambios tienen importantes implicaciones que debemos  considerar para pensar constructivamente el futuro.

En esta línea, identificamos 7 elementos que caracterizarán la  “nueva normalidad” de los negocios pospandemia:

  1. Retorno al distanciamiento

Estamos viviendo el auge de la globalización en un mundo cada vez más conectado. Si bien antes de la pandemia ya emergía la tendencia proteccionista de ciertos líderes a nivel global, la crisis ha llevado a todos los gobiernos a imponer restricciones sin precedentes a la movilidad de las personas y los bienes. Probablemente nos dirigimos hacia un contexto de mayores restricciones fronterizas, limitando el ingreso de inmigrantes a sus territorios donde las barreras aumenten, en parte, por las propias preferencias de los consumidores, quienes han acentuado su predilección por productos y servicios locales y de origen conocido. Frente a esta posible disrupción, será necesario revisar y simplificar la cadena de suministros de principio a fin. Ir hacia una mayor diversificación –y potencial “localización”– de proveedores, aumentar los inventarios de seguridad y acelerar la automatización de la cadena logística.

  1. Resiliencia con eficiencia

La capacidad para absorber el impacto de la crisis y salir de ella mejor posicionado que la competencia será clave para la supervivencia y la prosperidad a largo plazo.

¿Cómo lograr transitar este período con mayor éxito? Indudablemente, lograran recuperarse en mucho menor tiempo las empresas resilientes en comparación de aquellas no resilientes. Estando mejor preparados antes de la crisis –por lo general, con un balance más sólido– y reaccionando rápidamente en busca de la eficiencia.

En la Pospandemia, muchas compañías restablecerán sus prioridades, de modo que la capacidad de recuperación será tan importante para su pensamiento estratégico como el costo y la eficiencia.

  1. Economía sin contacto en auge

Hay que distinguir tres grandes temas en este punto:

En primer lugar, el comercio electrónico –y su complementario pago electrónico– ya estaba avanzando, el coronavirus aceleró su asentamiento en los hábitos de consumo.  Se estima que más del 50% de los consumidores aumentarán el uso de pagos online luego de la crisis. Por lo tanto, es necesario fortalecer la inversión en el negocio online y en la multicanalidad, ajustar el mix de productos y las políticas comerciales, y adoptar métodos de pago “sin contacto”.

En segundo lugar, los tele servicios, que anteriormente se utilizaban de manera ocasional, ahora son parte de lo cotidiano. Esto se observa en plataformas de encuentros virtuales, con un crecimiento exponencial en su número de usuarios durante la pandemia.

Por último, la automatización se espera que se acelere en varios de los subprocesos de producción y servicios, que afectará a más de 400 millones de empleos a nivel mundial para el 2030.

  1. Mayor intervención Estatal en la economía

Los gobiernos de todo el mundo han lanzado paquetes de estímulo con el fin de proteger el consumo esencial, preservar los empleos y evitar el quiebre de empresas. Los líderes empresariales de múltiples sectores tendrán que adaptarse a operar con una mayor intervención gubernamental.

Las preguntas, aún sin respuesta, giran en torno a la magnitud, la velocidad y la manera en que se reducirá el protagonismo de los gobiernos en la economía.

  1. Escrutinio para los negocios

Después del COVID-19, el público cuestionará a las organizaciones sobre su actuar durante la crisis, cómo respondieron y cuáles fueron sus actitudes, principalmente en los casos en que hayan recibido apoyo estatal.

  1. Cambios estructurales en la industria y el comportamiento del consumidor

Con la digitalización acelerada, habrá una nueva normalidad para servir a los clientes con una propuesta de valor adaptada. Esto cambiará los protocolos de varias industrias y la lógica de competencia. Es probable, incluso, que surjan  sectores victoriosos que, en medio de la conmoción, apuntalen su crecimiento y se consoliden en el mercado.

En este sentido serán prioritarios reasignar recursos hacia áreas de mayor valor añadido o crecimiento, modificar el portafolio de inversiones y, en algunos casos, realizar fusiones y adquisiciones para darle una nueva forma a la industria.

  1. Necesidad y creatividad como motor

Toda crisis, además de un desafío es un terreno de oportunidades y múltiples historias de éxito que se construyeron en momentos apremiantes. Aprovechar el sentido de urgencia para movilizar a las instituciones y potenciar la creatividad es una virtud que distinguirá a algunas organizaciones por sobre el resto.

 

por Alejandro Samayoa| Ene 23, 2022 

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